La especialista en lenguaje claro Romina Marazzato Sparano ha escrito un artículo en el que subraya que el lenguaje claro no debe identificarse con ninguna ideología, sino que constituye una herramienta transversal que favorece tanto a gobiernos como a empresas y ciudadanía. En su opinión, cuando las instituciones públicas, organizaciones y compañías comunican con claridad, generan confianza en todo el espectro político y eliminan barreras que impiden a las personas comprender sus derechos, cumplir con sus obligaciones y participar en la vida cívica.
Marazzato destaca que, en el ámbito privado, el lenguaje claro refuerza la fidelidad de los clientes, agiliza los procesos internos y evita malentendidos que suelen desembocar en conflictos. Y recuerda que beneficia por igual a conservadores que reclaman eficiencia y rendición de cuentas, a progresistas que defienden servicios públicos accesibles, a independientes que buscan transparencia en la toma de decisiones y, en general, a toda la ciudadanía. “El lenguaje claro fomenta la confianza, la transparencia y la rendición de cuentas. Es la base tanto de un buen gobierno como de un buen negocio, porque sin participantes informados la democracia y el mercado no funcionan”, concluye.

